La Galería Gráfica de Arte Latinoamericano presenta la obra de un gran exponente de las artes plásticas y visuales
Carlos
Valencia ha mostrado admiración e influencia por diferentes
escuelas y estilos, la cuales han despertado interés, implementando en
su obra de forma muy particular y personal, símbolos cargados de
significados, aplicándolo a la vanguardia del arte contemporáneo.
Realizó estudios secundarios
en el Colegio San José Provincial de la ciudad de Pamplona, Norte de Santander,
donde a sus 14 años realiza su primera exposición; posteriormente estudia
Bellas Artes en la Universidad Antonio Nariño de la ciudad de Bucaramanga. Expone
sus primeras obras en la Biblioteca Gabriel Turbay de la misma ciudad, y expone
en el Museo Casa Anzoátegui de Pamplona una serie de Óleos y
Grabados; luego viaja a la ciudad de Bogotá con la idea de conocer más
sobre el arte. Regresa a su ciudad natal donde estudia Licenciatura en
Educación Artística de la Universidad de Pamplona y donde se dedicó luego a la
docencia en diferentes instituciones. Expone en la casa Águeda Gallardo de
Villamizar con la obra titulada Claro-Oscuro, considerándolo un volver
al inicio, dice el artista, donde retoma el lápiz y el papel descubriendo miles
de posibilidades, de formas y volúmenes, utilizando siempre la figura humana como
base de su trabajo.
Carlos Gustavo Valencia Montañez, como docente en varios colegios y universidades de Pamplona, Bucaramanga y Medellín, combina su labor con producciones artísticas resueltas en una técnica donde emplea el carboncillo y aplicación de color, sobre todo en acuarela, que le permite a partir de un proceso mixto, crear efectos y texturas que la enriquecen intencionalmente para dar sentido a ciertos propósitos. Estas posibilidades generan nuevas directrices o formas de expresión, que problematizan en una fusión dinámica entre el dibujo y la pintura. Para Carlos Valencia: “Soñar es el acto que conecta las realidades de la existencia, lo que vivimos, y la que nos reservamos a sí mismo”.
Como concepto que une a la pintura con el dibujo pudiéramos decir entonces, que aunque son de hecho muy diferentes, logra en sus producciones un común denominador, una realidad impregnada de luces y sombras, de claros y oscuros, donde a través de la luz revisten lo simple y natural que somos, del cómo se vivifica y confina la unicidad de nuestros órganos y sentidos.
Dentro de la validez que se puede suscitar en el arte, está la de hacer de una verdad lo contrario, partiendo de una dialéctica, que a partir de aquellos fundamentos irrefutables, construyan un recorrido que permite salir de prejuicios que limitan, adorar con benevolencia la libertad, romper tabúes y así, situar la imaginación en el éxtasis…
Sus trazos están concentrados en lo sensual, en las tangenciales líneas de la feminidad, del deseo por lo puro, por lo sublime y majestuoso. Son creaciones trascendentales que incitan y superan la humanidad misma, donde no es necesaria la apariencia de un nombre o de un rostro; solo el devenir protagoniza la esencia del ser, cada línea, cada curva, cada arruga, cada gesto que desborda su interés en ser vista, salir desde nuestra propia oscuridad hasta lograr la luz superada.
La obra del artista se encuentra entre las vanguardias del arte contemporáneo, por su calidad, la fuerza de su personalidad y su temática comprometida. Sus obras son muy fieles con respecto a su sentimiento comprometido con su realidad, época y vivencias; en un inicio, parte desde la estética, las medidas y las formas exactas como podemos apreciarlas en las manos de nuestros ancianos, ejemplos de la experiencia y la ardua labor que pasaron por sus manos toscas, marcadas por huellas imborrables del tiempo, pero no vencidas. Posteriormente en el desarrollo de su proceso creativo, se puede percibir su visión muy ilustrativa de la evolución de las figuras y el sentimiento cada vez más exacto en cada uno de sus colores, formas y estructuras, que van de la mano con lo hiperreal y cumplen con la tridimensionalidad a nivel físico, la sensibilidad e imaginación que nacen del interior del pensamiento y de su alma, para mostrarnos y entregarnos parte del él.
(por Mario Pilonieta R).